Definición general, objetivos y dinámicas docentes del curso 2011-2012
El programa de esta unidad A de Proyectos Arquitectónicos pretende destacar la siguiente realidad: la acción de viajar puede ser un acontecimiento de gran interés, tanto para la formación personal del arquitecto como para la generación de interferencias estimulantes hacia la población de los lugares por los que se viaja. La acción de viajar, desde su ideación y su preparación hasta su materialización, registro y posterior revisión de los documentos obtenidos, tiene una importante relación con la acción de proyectar. Cada proyecto es un viaje en sí mismo, un viaje interior que se convierte en exterior, que fluctúa e interacciona con múltiples agentes a medida que se desarrolla.
Uno de los conceptos asociados al éxito de los viajes es el disfrute, el disfrute ibérico de un medio poco habitual como la playa, el disfrute europeo del descubrimiento cultural o el disfrute tropical de habitar desconocidos paraísos extraordinarios. Se propone una profundización en concreto en los viajes de los estudiantes como fuente de riqueza e interacción diversa.
En el periodo universitario, los estudiantes atraviesan una breve e intensa etapa de sus vidas en la que se suceden múltiples acontecimientos, muchos de ellos no reglados, que contribuyen a su formación y a la definición de una identidad. Los descubrimientos personales se suceden continuamente, en cada libro leído, en cada película visionada, en cada conversación con otros estudiantes, la mente de este personaje ávido de conocimiento captura, filtra, selecciona y jerarquiza información de alto interés.
Los estudiantes viajan, miran con atención y curiosidad, indagan en el medio socio-cultural que visitan, extraen conclusiones y las comparten en sus conversaciones de tren. El turista universitario no se limita a seguir los pasos que indican las guías turísticas, sino que estudia los lugares desde diversas fuentes bibliográficas, contrastando opiniones sobre las obras de arte, sobre la ingeniería y arquitectura de la región, sobre su historia, sobre su evolución demográfica, sobre su música contemporánea, y tantos otros asuntos que le permiten convertirse en algo más que un mero turista, quizás en un personaje más cercano al explorador. El estudiante sabe que el disfrute de viajar no está en dejar que a uno le indiquen lo que tiene que ver, comer y comprar. Al estudiante le gusta mezclarse y convertirse, aunque sea de manera intermitente, en el habitante local.
Este programa arranca con una premisa clara que construirá la identidad del curso:
El programa es un viaje incierto en el que aparecerán diferentes retos y diferentes proyectos a desarrollar, un viaje con una hoja de ruta concreta pero abierto a las diversas transformaciones que puedan derivar de los acontecimientos imprevistos del viaje y de las inquietudes de los estudiantes.
El objetivo de esta estrategia es conseguir de manera experimental, establecer una mirada atenta sobre lo cotidiano, instruirse en plantear las preguntas adecuadas a todo lo que rodea a la experiencia de proyectar. En el cuatrimestre se realizarán varios ejercicios relacionados con el viajero y su cobijo.
A viajar, como a proyectar, no se enseña, sino que se aprende, por ello es el trabajo del estudiante en gran medida el que construye el curso. No habrá más que una clase magistral inaugural; el resto de la teoría se inyectará mediante micromanifiestos, microviajes y encuentros fortuitos dispersados a lo largo del curso.
A viajar, como a proyectar, no se enseña, sino que se aprende, por ello es el trabajo del estudiante en gran medida el que construye el curso. No habrá más que una clase magistral inaugural; el resto de la teoría se inyectará mediante micromanifiestos, microviajes y encuentros fortuitos dispersados a lo largo del curso.
El viaje [ de occidente ] pretende ser un intenso estímulo durante la carrera con el cual se fomente el entrenamiento de las herramientas del arquitecto al tiempo que se impulse la construcción de una mirada abierta e indagadora hacia la realidad cotidiana que rodea al proyectista. Se trata una exploración exterior e interior en la que el estudiante termine por descubrirse a sí mismo: qué arquitecto quiere ser.
Billy Wilder y su esposa Audrey fotografiados por Charles Eames en su luna de miel al lago Tahoe, 1948.